Si los taxistas madrileños quieren ganar más, deberían hacer que los usuarios les apreciásemos más. Si hicieran como en otros muchos países, en los que van a la dirección que se les indica y bajan la bandera sólo en el momento en el que el viajero sube, en lugar de como ocurre en la actualidad, valoraríamos mucho más el servicio del taxi.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de enero de 2003