Quiero mostrar mi acuerdo con el obispo de Girona, Carles Soler, por la preocupación que muestra porque sólo la mitad de los alumnos reciben formación religiosa. Estoy también de acuerdo con la acusación de "negligencia" que el obispo hace a los padres que no la piden para sus hijos y a los que "se oponen al ofrecimiento de esta formación, ya que están privando a los jóvenes de discernir y optar con conocimiento de causa además de privarlos de unos conocimientos de cultura elemental".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de enero de 2003