Al oír en la SER y leer en el periódico que el recién estrenado presidente en Brasil, Lula, destinó los 760 millones de dólares previstos para compra de aviones a necesidades sociales, siento una gran satisfacción, y envidia por no poder tener dirigentes en Europa capaces de tomar decisiones de ese tipo (claro, pensar que en España se pueda hacer eso sería creer en los Reyes Magos).
A nosotros, con el empeño que nuestros dirigentes han puesto en el déficit cero, nos han dejado sin ayudas para hacer frente a las necesidades que se pueden presentar: sólo tenemos que poner la vista en Galicia para darnos cuenta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de enero de 2003