El Gobierno vasco teme que los vientos del norte conviertan esta semana en la más peligrosa para el litoral vasco desde que los vertidos del Prestige entraron en el Cantábrico. El mal estado de la mar ha obligado a suspender el dispositivo de rastreo, formado por ocho embarcaciones, y las pruebas con nuevos sistemas de redes para recoger el fuel. Mientras, las tareas de vigilancia en tierra continúan, como muestra la voluntaria apostada en un muelle de Mundaka.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de enero de 2003