Un total de 75 personas resultaron muertas ayer al estrellarse un avión de pasajeros en el sureste de Turquía, según informó el ministro turco del Interior, Abdelkadir Aksu. Otras cinco personas fueron rescatadas con vida y trasladadas a un hospital de Diyarbakir, la ciudad más próxima al lugar del accidente. El aparato, un Avro RJ 100 de la compañía Turkish Airlines, se disponía a aterrizar en medio de una espesa niebla cuando por causas desconocidas impactó contra la zona militar del aeropuerto. Cinco de las víctimas mortales son extranjeros, aunque anoche se desconocían sus nacionalidades.
"El avión se estrelló en el momento del aterrizaje con un ruido ensordecedor y se incendió antes de partirse", declaró Aliye Ilgin, una de las supervivientes del accidente, a la agencia Anatolia. Ilgin precisó que había salido proyectada fuera del avión y caído sobre una gavilla de paja. La mujer aseguró que vio el aparato partido en dos. "Estaba completamente en llamas, era horrible", relató antes de añadir que había visto a otros dos supervivientes, dos hombres. "Después, llegaron los militares y nos trasladaron al hospital", concluyó Ilgin.
El presidente turco, Ahmet Necdet Sezer, presentó sus condolencias a los familiares de las víctimas. El ministro de Transportes, Binali Yildirim, declaró a la cadena de televisión CNN-Turk que se desconocía la causa del accidente. "Hay que recuperar la caja negra del aparato", precisó Yildirim.
El avión, un cuatrimotor del fabricante británico Avro que cubría la ruta Estambul-Diyabarkir, intentaba realizar un aterrizaje forzoso a causa de la espesa niebla, según declaró el director de la Turkish Airlines, Yusuf Bolayir, a CNN-Turk. Eran las ocho y cuarto de la tarde. Entonces, cayó desde una altura de unos cinco kilómetros y se incendió, causando la muerte de la mayoría de los pasajeros, según el diputado Aziz Akgul.
Los informadores que acudieron al lugar constataron que la cabecera de la pista del aeropuerto, en zona militar, estaba cubierta por una espesa niebla, lo que dificultaba las labores de asistencia del personal sanitario y los bomberos. De inmediato, el Ejército cerró el área, que alberga la segunda comandancia de las Fuerzas Aéreas Tácticas. La importante presencia militar en esa zona se debe a que Diyarbakir es la capital del Kurdistán turco, una región que se siente marginada por el Gobierno central que sólo recientemente ha reconocido su singularidad cultural.
La zona se encuentra muy próxima a la frontera con Irak y alberga una de las más importantes bases aéreas estadounidenses de Turquía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de enero de 2003