Esperemos que el presidente del Gobierno no tenga finalmente la desfachatez de enviarnos a los ciudadanos la anunciada carta explicándonos lo bien que lo han hecho en el desgraciado accidente del Prestige. Cuando creíamos que la sarta de malas actuaciones, enredos y manipulaciones varias (acusaciones a la oposición incluidas) en este asunto ya no podía ir más allá, aún nos sorprenden con otro eslabón más en la cadena de tomaduras de pelo.
No digo lo que había pensado en un principio hacer con la cartita de marras si llegaba a mi buzón, porque me parece más positivo copiar la idea que desde esta sección nos dio otro lector, es decir, gastarme unos céntimos en un sello y devolverla a La Moncloa. Espero que reciban muchas devueltas para que, al menos, reciclen el papel que gastarán en tan masivo envío (¿a costa de qué presupuestos?). Mis mejores deseos para este año, dentro de lo que cabe, a los sufridos gallegos!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de enero de 2003