He pasado en el metro por delante de un guardia jurado con perro de los que están en las estaciones de metro de Barcelona. De repente, el perro se pone a tirar y ladrar en dirección a alguien, y al girarme observo que se dirige a un señor de origen paquistaní. Un poco sorprendida sigo mi camino, pero vuelvo a girarme al oír al perro ladrar de nuevo, esta vez a un chico moreno de piel. Conclusión: están entrenados para detectar a los muy morenos. Pues si esto no es fascismo, que alguien me explique qué es.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de enero de 2003