Juan Carlos Risco, a la izquierda en la foto, y Francisco Guerrero, comandantes de los helicópteros de rescate, explicaron a la comisión de investigación que el Prestige llegó a estar a nueve kilómetros de Muxía, y que antes de sumergirse dejó manchas de 40 kilómetros de longitud. "Nadie" les ordenó balizarlas, de modo que ahora no hay forma de seguir la pista a los vertidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de enero de 2003