América Latina ha vuelto a vivir un mal año. En 2002, la economía de la zona se ha contraído medio punto, la renta per cápita ha quedado situada por debajo de la de 1997 y la tasa de paro ha marcado una cota histórica al alcanzar el 9,1%.
El deterioro de las condiciones financieras, que derivó en la suspensión de pagos de Argentina en diciembre de 2001, se ha reflejado en una transferencia neta de recursos de Latinomérica al exterior de 39.000 millones de dólares el año pasado. Un año de debilidad para la economía de Estados Unidos que afectó a países de la zona como México, Centroamérica y parte del Caribe. El aumento del precio de las materias primas, mientras, hizo sufrir prácticamente a toda la región, y especialmente a Brasil, Bolivia y Honduras.
La economía argentina, una de las de peor comportamiento, cayó un 11% y contagió a vecinos como Uruguay. Brasil apenas creció el 1,5% en un año de incertidumbre electoral y Venezuela no pudo aprovechar el alza en el precio del petróleo, sacudida por la crisis política.
Algunos economistas, como el ex viceministro de Economía argentino Juan Llach, se preguntan si la década de 2000 será una década perdida, tras llevar cinco años de malos resultados. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronostica, sin embargo, que este año no será tan malo y el PIB regional crecerá un 2,1%.
Este año la atención la siguen centralizando tres países. Argentina, que está pendiente de los resultados electorales de abril; Brasil, que afronta un año de serios ajustes, y Venezuela, sumida en la huelga general.
En este negro panorama, Chile sigue siendo la excepción por su estabilidad. El país andino se beneficiará este año de los acuerdos comerciales con la UE, Estados Unidos y Corea del Sur.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de enero de 2003