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Un antiguo capellán castrense inicia tratamiento para cambiar de sexo

El cura firmó un contrato matrimonial en julio

El sacerdote José Antonio Gómez está a la espera de que le den una fecha, en las próximas semanas, para comenzar el tratamiento hormonal que debe llevarlo a ser mujer. Este antiguo capellán de la Escuela de Paracaidismo de Alcantarilla (Murcia) firmó en Sevilla, el pasado 25 de julio, un contrato matrimonial ante notario con su pareja, José Ruperto Morillo. Gómez quiere mantener su condición de sacerdote y confía en que las autoridades eclesiásticas aprendan a respetar "otras tendencias" que, asegura, en definitiva, no tienen nada que ver ni por qué interferir en la labor pastoral.

El Obispado de Cuenca suspendió a Gómez de sus labores ministeriales el 16 de marzo de 2001. Este sacerdote ejerció como párroco en Cuenca de 1986 a 1993, año en el que se incorporó a la Escuela Militar de Alcantarilla hasta 1997.

El sacerdote asegura que el obispo de Cuenca, Ramón del Hoyo, le envió una carta inmediatamente después de que se hiciera público su contrato matrimonial con Morillo (ver EL PAÍS del 13 de diciembre). Gómez habla bien de este obispo y asegura que le trata con respeto y que le ha sugerido la necesidad de mantener una entrevista privada. El sacerdote, sin embargo, sí se considera maltratado por el arzobispo castrense, José Manuel Estepa. Asegura que éste le apartó de su labor en Alcantarilla en 1997, basándose solamente en rumores. "Me dijo que le había llegado una rumorología sobre mis tendencias. Yo entonces le respondí que era la misma rumorología que me había llegado a mí sobre él", afirmó. Desde fuentes eclesiásticas se asegura que se apartó a Gómez de su trabajo debido a que éste se negó a admitir un traslado.

La salida no querida del Ejército tuvo también como consecuencia que Gómez, según asegura él mismo, se replanteara su sexualidad y su propia esencia como persona. Conoció a Morillo, se trasladaron a Andalucía y formalizaron su contrato matrimonial. Ahora busca dar el penúltimo paso convirtiéndose en lo que se considera, una mujer. Desde hace ya dos años, está en contacto con especialistas del Servicio Andaluz de Salud y de clínicas privadas, donde recibe la preparación psicológica para su cambio de sexo. El sacerdote asegura que estos especialistas ya le han dado el visto bueno para proceder al tratamiento hormonal.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de enero de 2003