La cantaora Esperanza Fernández, gitana y perteneciente a una familia de ancestral solera flamenca, está de más decir que vive el cante desde la cuna. El cante trianero. El barrio sevillano, tan famoso hasta hace pocos años todavía como vivero de lo jondo, marca. Hay unas esencias, una perfume que impregna el cante de quienes nacieron allí, aun cuando interpreten estilos no propios de la tierra.
Es el caso de Esperanza Fernández, bien dotada para la interpretación de unos cantes que conoce bien por nacencia y por afición. Tiene una voz atiplada que a veces juega contra ella, pues suele cantar invariablemente en las tonalidades altas. Si la ampliación de sonido no está perfectamente medida, la voz alcanza unos agudos quizás excesivos.
Esperanza Fernández
Esperanza Fernández (cante), con el toque de Miguel Ángel Cortés. Sala Clamores. Madrid, 11 de enero.
Fue, en cualquier caso, una noche de triunfo, que pareció corta a la audiencia y que alcanzó a Miguel Ángel Cortés, con un toque de grata sonoridad y muy medido para las necesidades del cante. El ciclo de la sala Clamores Jondo y Puro se cerraba con este concierto, y el balance ha sido todo él en la línea de acierto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de enero de 2003