No doy crédito a las palabras del señor Rajoy ni a que los españoles las escuchemos sin salir indignados a la calle. ¿Qué es esa mención despectiva y acusadora a las maniobras políticas de Nunca máis y esa alusión a su relación con el BNG? ¿Realmente debemos admitir que un colectivo cualquiera sea criticable si no se manifiesta en una especie de asepsia política? ¿Desde cuándo es sospechoso que un colectivo cualquiera tenga o manifieste ideas, posiciones, afinidades políticas? Es nuestro derecho de ciudadanos, es un derecho democrático, y es sospechoso que al señor Rajoy le disguste tanto. No me son simpáticos los nacionalismos. He crecido y me he formado en la diversidad y el desarraigo y creo que se puede sacar mucho provecho de ambos. Pero estoy a favor de Nunca máis. Tienen derecho a tener ideas, posiciones y pertenencias políticas. Y, al margen de cuáles sean éstas, tienen razón en sus reivindicaciones y recriminaciones políticas recientes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de enero de 2003