Muchos malagueños esperamos ver finalmente que la Aduana sea nuestro mejor museo, ver abierto también el tan esperado Museo Picasso, la puesta en marcha del eterno Plan del Puerto, un acuerdo tácito sobre el futuro metro, el desbloqueo del Plan Renfe, incluyendo el soterramiento de las vías que deben traernos el AVE, la tan necesaria segunda ronda y un eficaz plan metropolitano de transporte, entre otras necesidades básicas.
Es cierto que tenemos una ciudad con enormes expectativas a corto y a medio plazo pero no es también menos cierto que tenemos que subirnos ya de una vez al vagón que comparten ya otras grandes urbes españolas en lo que hace referencia a la innovación y sobre todo la habitabilidad de sus ciudadanos: el eficaz acceso a la cultura para todos, de la puesta en marcha de políticas sociales favorecedoras de la igualdad, de políticas urbanísticas sostenibles, de ayudas a familias y colectivos necesitados, en una palabra de sentirnos cómodos y satisfechos con nuestro entorno más inmediato: Málaga.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de enero de 2003