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COLUMNA

Pequeño Aznar

Tiene uno la convicción de que, según avanza la legislatura, el presidente Aznar va demostrando más la pequeñez de su figura política. Y su mal talante. El pasado lunes salió a la palestra, anunció un rosario de medidas contra la inseguridad ciudadana y sacando pecho se dirigió al PSOE: "A ver qué opináis ahora, que no sabéis hacer oposición, que no tenéis ideas ni programas, que sólo buscáis destrozar el tobillo del contrario. A ver, pronuciaros, ahora, sobre estas medidas de ley y orden. Si se sabe lo que se quiere la pregunta debe ser sencilla y fácil de contestar". ¡Patético! El gran estadista ha cogido una rabieta por las críticas recibidas con motivo de la desastrosa gestión del Gobierno en el caso del Prestige y la miedosa actitud de su presidente, que no se atrevió a pisar una playa de Galicia. Se han pasado el tiempo, él y sus ministros, insultando y descalificando al PSOE para desviar sus críticas. Sólo que la realidad se imponía demostrando que las críticas estaban fundadas.

Pero las elecciones se acercan y la credibilidad del presidente Aznar y su partido va en descenso. No había más remedio que dar un golpe de efecto. Y de prisa y corriendo se han anunciado todo un paquete de medidas contra la inseguridad ciudadana que se presenta ante la opinión pública con gran aparato y como diciendo: "¡Ahí queda eso! A ver quién lo mejora o se atreve a criticarlo ante la buena acogida que va a tener". Pero, ¡hombre de Dios!, ¿cómo no va a tener buena acogida si desde que usted está gobernando, la inseguridad ciudadana ha crecido en progresión geométrica y es una de las grandes preocupaciones del vecindario? Con esas medidas, lo que el señor Aznar hace no es otra cosa que demostrar su fracaso político en esta materia. Y ha tenido que suceder la catástrofe del Prestige para que se acordase de la inseguridad ciudadana, pero por reacción. Es decir, más que nada para darle en los morros al PSOE. Qué actitud más infantil y ridícula. Cómo se queda de pequeña la figurita política del presidente. Pobre hombre.

fburguera

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de enero de 2003