Andrei R. llegó de Ucrania a Vilallonga (Valencia) a pasar el verano con una familia. Y allí sigue junto a sus padres de acogida, quienes alegan que unas lesiones le impiden volver. La asociación Ucrania 2000 (antes Abogados sin Fronteras), con la que vino el adolescente con 130 más, duda de esa excusa y lamenta que se haya puesto en peligro el futuro del programa, del que se han beneficiado en ocho años 1.600 chavales afectados por la catástrofe de Chernóbil. Andrei cumplió 18 años el 9 de diciembre, por lo que la delegación del Gobierno ha expedido una orden de expulsión que piensa aplicar en breve.
Las autoridades ucranias han dado un plazo hasta el 25 de enero para que Andrei vuelva. De lo contrario, suspenderán las acogidas. Así se lo comunicó un funcionario del Ministerio de Educación a Jesús Rodríguez, que junto a otro miembro de la asociación acudieron en diciembre a Kíev para acompañar a los 30 chavales que han pasado las navidades en familias valencianas. "No precisó si sólo hablaba de nuestra asociación o de otras similares", dice Rodríguez. La familia alegó primero un esguince de tobillo; luego, una desviación de columna que le impide volar. "Cuando esté bien, volverá", apunta a este diario Marisa Moratal, la madre del menor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de enero de 2003