El fraude con tarjetas de crédito ha aumentado el 70% en siete años en Cataluña y el número de grupos organizados que se dedican a falsificar bandas magnéticas se ha multiplicado en los últimos tiempos. El grupo de Fraudes con Medios de Pago, denominación que recibe la unidad especializada de la policía, considera que este incremento se debe a que es una estafa sencilla, que da mucho dinero y está poco penada por la ley. En los últimos años, la Jefatura Superior de Policía de Cataluña ha desarticulado una media de siete bandas de estafadores al año, compuestas mayoritariamente por ciudadanos rumanos.
El aumento del número de falsificadores de tarjetas de crédito ha sido paralelo a la reducción de los atracadores de bancos a mano armada. Los bancos tienen cada vez menos dinero en efectivo y el atracador corre un gran peligro y se arriesga a ser condenado a una larga pena de cárcel por una cantidad que no siempre es sustanciosa. La estafa consiste en conseguir una tarjeta no operativa, por ejemplo robada, que ya ha sido dada de baja, e insertarle los datos de la banda magnética de una tarjeta en funcionamiento. Para conseguir esos datos las bandas organizadas captan a personas que trabajan en hoteles y restaurantes, y les facilitan un lector de pequeñas dimensiones que cabe en un bolsillo. En el momento de pagar el empleado hace que el cliente pierda de vista la tarjeta durante unos minutos y aprovecha para pasarla por su lector.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de enero de 2003