El acuerdo a corto plazo entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI), anunciado el jueves después de 11 meses de complejas negociaciones, ha suscitado opiniones dispares entre los economistas. Los expertos más cercanos al Gobierno destacan los beneficios que traerá al país suramericano, pero para los más críticos el acuerdo es insuficiente para sacar a Argentina de la crisis.
Este acuerdo, que permitirá retrasar los pagos de la deuda del país en crisis, tiene que ser ratificado por el directorio del FMI el próximo 23 de enero. Es provisional y su objetivo es dar oxígeno al próximo Gobierno argentino, que será elegido el 27 de abril y asumirá el poder el 25 de mayo.
Uno de los puntos débiles del programa a corto plazo, según algunos economistas, es el carácter transitorio de éste, que sólo aplaza los vencimientos previstos hasta final de agosto. "No hay que magnificar su alcance", opinó el economista Eduardo Curia. Javier González Fraga, ex presidente del Banco Central, destacó que el futuro presidente "no hereda un plan de ajuste estructural y eso le permitirá moverse con mayor grado de libertad". Por su parte, el presidente argentino, Eduardo Duhalde, indicó ayer que el acuerdo tardó tanto en negociarse porque se negó a aceptar las políticas de ajuste que quería imponerle el FMI.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de enero de 2003