La emisión de participaciones preferentes se dispara
Las obligaciones subordinadas y las participaciones preferentes van entrando en la cartera de los inversores. Este tipo de deuda, que no tiene fecha de vencimiento, emitida por bancos, cajas y empresas, alcanzó el año pasado los 16.000 millones de euros en circulación, el 13% del total de la renta fija empresarial.
A los emisores, este tipo de deuda corporativa les permite captar recursos del mercado que computan como recursos propios a efectos de cumplir sus coeficientes de solvencia. Para el inversor existe la particularidad de que no tiene fecha de vencimiento, se emite a perpetuidad y, por tanto, año tras año va recibiendo el tipo de interés, fijo o variable, previamente pactado. Éste suele ir ligado a la obtención de beneficios, por lo que asumen un riesgo que, obviamente, se debe compensar con una rentabilidad mayor.
Sin embargo, dado el mayor conocimiento y la facilidad para colocar este tipo de activo, los emisores reducen cada vez más la ganancia que ofrecen a los inversores.
El crecimiento de obligaciones y participaciones preferentes y esa reducción en la rentabilidad, con el mismo riesgo, ha llevado al Banco de España a seguir muy de cerca su evolución y a advertir que no considera conveniente que las participaciones preferentes se sitúen por encima del 30% de los recursos propios básicos (capital más reservas) de los emisores, frente al 50% que rige a nivel internacional.
Entre los emisores de este tipo de deuda el año pasado se sitúan Sol Meliá y el grupo Eroski.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de enero de 2003