Soy una chica de 26 años a quien en septiembre de 2002 le fue concedida una beca Epsilon por parte del Departamento de Trabajo de la Generalitat para desarrollar una experiencia profesional en Italia. Las condiciones de financiación de dicha beca, publicadas en el DOG número 336-10.4.2001, consistían en pagar mensualmente durante el desarrollo de la misma el 90% del total. A fecha de hoy yo todavía no he recibido ningún dinero por parte de la Dirección General de Ocupación ni del Servicio de Ocupación de Cataluña. Durante los cuatro meses he estado trabajando gratuitamente y en todo este tiempo yo no renuncié nunca a mi situación, porque la promesa del pago existió siempre con la explicación de que se efectuaría en breve. Desde aquí quiero sensibilizar a mis compañeros de beca y animarles a no esperar estáticamente un dinero que nadie sabe cuándo llegará, porque no es justo, y a los futuros becarios Epsilon decirles que desconfíen de las condiciones de financiamiento. Como ciudadana me siento estafada y sé que el incumplimiento administrativo que se ha cometido en mi caso no es ningún escándolo político, pero sí un síntoma de una ineficaz y dudosa administración convergente que desde aquí denuncio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de enero de 2003