Un gol en propia puerta y un penalti fallado. De un posible 2-0 a la realidad del 1-1, resultado difícil de recuperar en el partido de vuelta. ¡Qué mal cuerpo se le quedó ayer al Sevilla, qué mala fortuna, cuánto premio para Osasuna! No jugó mucho mejor que su rival el equipo sevillano, pero sí lo intentó más y tuvo más ganas, aunque se topó con su mal fario y puso en serio peligro su continuidad en la Copa.
SEVILLA 1 - OSASUNA 1
Sevilla: Notario; Njegus, Javi Navarro, Óscar, David; Gallardo, Casquero (Marcos Vales, m. 46), Torrado, Fredi (Antoñito, m. 46); Reyes (Víctor, m. 76) y Toedtli. Osasuna: Unzué; Izquierdo (Mateo, m. 76), Josetxo, Jusué, Paqui; Muñoz (Rivero, m. 90), Puñal, Alfredo, Gancedo; Palacios y Brit (Morales, m. 74). Gol: 1-0. M. 16. Reyes roba un balón en la banda izquierda, se interna en el área y bate por bajo a Unzué. 1-1. M. 30. Javi Navarro, en propia puerta, tras un rechace en el área. Árbitro: Losantos Omar. Amonestó a Njegus, Javi Navarro, Paqui, Jusue, Toedtli, Reyes, Puñal, Alfredo y Morales. Unos 6.000 sevillistas en el Estadio Chapín, en Jerez. Último partido de cierre del Sánchez Pizjuán. Césped en pésimo estado.
MÁS INFORMACIÓN
Osasuna dominó durante el primer, pero su control parecía infructuoso porque el balón se perdía en la maraña que el conjunto navarro plantó en el centro del campo. El Sevilla, por su parte, se quedó agazapado atrás, presto a salir al contragolpe de la mano de Reyes, el mejor de los suyos.
Así se adelantó el Sevilla. El joven delantero robó un balón en la banda izquierda de su ataque, pilló a contrapié a la defensa pamplonesa, se internó en el área grande y desde el vértice de la pequeña mandó la pelota bajo el cuerpo de Unzué.
Sin embargo, cuando mejor se le ponían las cosas al Sevilla, cuando Osasuna demostró que no tenía capacidad de reacción más allá de los balones bombeados sobre la portería contraria, una falta absurda propició el empate. En el saque, la pelota cayó sobre el área, Njegus intentó despejarla, rebotó en el hombro de Javi Navarro y se coló en el marco de Notario.
Así, Osasuna rentabilizó su inocente dominio y comprobó cómo ante sus ojos se descomponía el rival. Agobiado por Puñal, Alfredo y Palacios, teselas del mosaico osasunista en el centro del campo; Casquero abdicó en Torrado y el fútbol del Sevilla murió.
Los jugadores navarros no supieron aprovechar esos minutos para liquidar a su rival, pero ya estaba el Sevilla para desahuciarse a sí mismo. El árbitro pitó un dudoso penalti sobre Antoñito antes de cumplirse el primer minuto de la segunda parte y Toedtli lo mandó a las nubes, por encima del larguero de Unzué. El Sevilla no dejó de dominar el balón y de generar ocasiones, pero la suerte estaba definitivamente del lado osasunista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de enero de 2003