¿Hay un asesino en serie en el Putxet?, un barrio de clase media alta de Barcelona. Ésa es la pregunta que se empieza a plantear la policía después de que una mujer fuese hallada muerta ayer a última hora de la tarde en un aparcamiento como consecuencia de los golpes que le propinó, sin motivo aparente, un desconocido en el cráneo. El cuerpo apareció en el subterráneo situado en el número 28 de la calle de Bertran, el mismo lugar en el que el pasado día 11 fue encontrado otro cadáver. En aquella ocasión la víctima también era una mujer y murió apuñalada.
La víctima de ayer fue encontrada por su marido en el citado aparcamiento alrededor de las 19.50 y presentaba signos de violencia. Las primeras hipótesis indican que la muerte pudo producirse a causa de los golpes que el agresor propinó en la cabeza a la víctima con un objeto contundente. La fallecida, M. T. D. A., de 46 años, era, según algunos testigos, la propietaria de un gimnasio ubicado en ese barrio.
Al margen de que las dos víctimas son mujeres, en ninguno de los dos casos aparece un motivo aparente que pueda ayudar a explicar el móvil del crimen, como el ofrecer resistencia a un robo o a una agresión sexual. Se da la coincidencia, además, de que ambas mujeres fueron asesinadas prácticamente en el mismo lugar, al final de la escalera de la planta quinta por la que los vecinos acceden al aparcamiento.
La víctima de ayer apareció muerta en el rellano de la escalera de esa zona, mientras que la mujer apuñalada el pasado día 11 murió en el hueco de la escalera, también de esa misma planta. El azar, o quizá no, revela también otras coincidencias. La última víctima aparcaba su vehículo en la plaza número 15 de la primera planta. La primera víctima, en la misma plaza, pero de la cuarta planta. Una hipótesis fiable y lógica induce a pensar que el agresor pudiera sorprender a las víctimas cuando entraban o salían del aparcamiento y éstas huyeron despavoridas por la escalera hasta que no tuvieron salida y fueron asesinadas.
Antonio Santana, presidente de la comunidad de propietarios del aparcamiento, expresó ayer su preocupación por ambos asesinatos. "Se trata de una cosa rarísima, algo insólito, y estamos todos con el pánico en el cuerpo", aseguró.
El aparcamiento no dispone de circuito interno de televisión ni de cámaras de vigilancia. Tiene 20 plazas por planta y algunas de ellas están todavía en venta. Es un edificio de construcción reciente situado a escasos metros de la confluencia entre la calle de Balmes y la ronda del General Mitre. Los pisos construidos sobre el aparcamiento ocupan dos plantas en las que sólo viven seis familias, por lo que casi todas las personas que aparcan sus vehículos en él no viven en el edificio.
El primer crimen se produjo el pasado 11 de enero, cuando M. A. R. B., de 49 años, recibió varias puñaladas que le causaron la muerte cuando iba a buscar su coche. El cadáver fue descubierto por uno de sus hijos de madrugada, al acudir al aparcamiento ante la tardanza de la mujer. Como en el caso de ayer, el cadáver de la primera víctima fue encontrado vestido, pero con heridas de arma blanca mortales. Ayer todo eran rumores y especulaciones sobre las coincidencias entre ambos crímenes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de enero de 2003