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Los democristianos holandeses inician consultas para formar coalición

Exultante por su victoria en los comicios del pasado miércoles, el líder de la democracia cristiana holandesa (CDA), el primer ministro saliente Jan Peter Balkenende, admitió ayer que no será fácil pactar la coalición gubernamental estable que prometió durante la campaña electoral. Los segundos clasificados, la socialdemocracia (PvdA), han mostrado ya su disposición a entrar en el próximo Gabinete. Balkenende prefiere, sin embargo, no descartar aún un pacto con los dos grupos liberales del país: VVD y D66. En su opinión, en momentos de incertidumbre económica e internacional como los actuales, "la confianza plena en el aliado político es esencial para gobernar".

La reserva de Balkenende es comprensible. El miércoles consiguió 44 escaños de los 150 del Parlamento, sólo dos más que los socialistas. No tiene una mayoría confortable ni siquiera aliándose con el VVD, que logró 28 votos, pero tampoco quiere dar la sensación de que necesita desesperadamente al PvdA para formar un nuevo Gobierno.

"Estamos todavía muy lejos de los socialistas en asuntos de finanzas y de ahorro, y también en temas de seguridad y sanidad. Va a ser una negociación trabajosa y es mejor no dejarse influir", afirmó ayer Balkenende, en el curso de su primera aparición pública tras la victoria electoral.

El primer ministro dimisionario holandés, que espera recuperar el cargo lo antes posible, guarda además un pésimo recuerdo de sus anteriores socios, la Lista Pim Fortuyn. A los herederos del asesinado líder ultraderechista les vino grande el ejercicio del poder en mayo pasado y Balkenende quiere sujetar bien las riendas de su segundo Gabinete. No podrá ignorar, de todos modos, el hecho de que su escasa ventaja electoral sobre los socialistas supone el fin de los experimentos y la vuelta de los grandes partidos a la escena política nacional.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de enero de 2003