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Crítica:ZARZUELA | 'EL NIÑO JUDÍO'

Una oportuna reposición

La buena acogida que tuvo esta producción de El niño judío ha favorecido, sin duda, su reposición año y medio después del estreno. El reparto es idéntico en los papeles principales y la concepción escénica se mantiene en sus valores primordiales.

Es un espectáculo divertido, con ritmo teatral, en el que destaca más lo que se narra que lo que se canta. Sobresale alguna escena, como la paródica y corrosiva de las hermanas Catafalco.

Está, asimismo, muy conseguida la coreografía de las esclavas. Pedro Miguel Martínez lleva con gracia el peso de la representación y marca el tipo de comicidad. Los Castejón (Rafael, Rafa, Jesús en la escena, Nuria en el baile y hasta la protagonista vocal como esposa de uno de ellos) vuelcan en el espectáculo su dominio de las tablas y el peso de la experiencia.

El niño judío

De Pablo Luna. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Jesús Castejón. Escenografía: Ana Garay. Coreografía: Goyo Montero. Con Carmen González, Rafa Castejón, Pedro Miguel Martínez, Mulie Jarju, Rafael Castejón y otros. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 23 de enero.

Se agradece su sentido del humor y la ironía desmitificadora. Hay algún exceso que, no obstante, se puede disculpar. Carmen González se entrega con toda su alma en el fragmento más popular de la zarzuela: De España vengo. La orquesta suena discreta, o mejor, correcta, a las órdenes de otro gran conocedor del género, el maestro Miguel Roa.

Popular

El espectáculo se extiende fuera de la sala en los preliminares y durante el intermedio, con danzas y músicas orientales. No en vano, la acción de la zarzuela transcurre entre Madrid, Jerusalén e India.

El público se divierte con lo que se le muestra. El sentido popular de la apuesta es innegable. Estará en cartel hasta mediados del mes de febrero.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de enero de 2003