"Encantado de conocerle", le dijo el periodista al entrar en el motorhome (lugar de descanso de los pilotos en los entrenamientos) del circuito valenciano de Cheste, en el que Juan Pablo Montoya se esmeraba en matar marcianitos en un vídeojuego. "Igualmente", contestó el colombiano, sin desviar la vista de la pantalla, antes de añadir: "Pero yo que usted me dejaba de cumplidos. Tiene menos de diez minutos para esta entrevista".
"La gente dice que estoy loco. Uno asume riesgos, sí, pero no hace ninguna estupidez"
"Con las nuevas reglas habrá más oportunidades y se verán más los fallos de unos y otros"
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Deprisa, deprisa. Así ha transcurrido la vida de Juan Pablo Montoya (Bogotá, Colombia, 1975) desde que a los cinco años ganara su primera carrera: el campeonato infantil de karts de su país. Y no dejó de ganar hasta que llegó a la gran fórmula 1 y se topó con el alemán Michael Schumacher. Pero desde entonces, con una sola excepción, no sabe lo que es pisar el cajón más alto del podio.
Pregunta. ¿Qué ha hecho para que todos le consideren el único piloto capaz de parar al mayor de los Schumacher?
Respuesta. No sabría decir. Pero sé que no es invencible.
P. Sí lo fue el pasado año. Muchos aficionados están deseando que alguien evite que las carreras aburran, que sean un paseo de Ferrari, y siempre le señalan a usted.
R. Es difícil contestar a eso. Es muy temprano para decir que yo voy a cambiar la fórmula 1. Yo no creo que las carreras sean aburridas. Ocurre que hay mucha estrategia. Todo parece muy estudiado. Por eso hay que esperar a ver si los cambios de las reglas dan un resultado positivo. Pienso que sí; que, cuando se quiten todas las ayudas, mucha gente va a tener su oportunidad.
P. Su irrupción en este deporte fue estruendosa. Había ganado la fórmula 3000, con un récord histórico de puntuación, y un equipo de la categoría del Williams le hizo un hueco. Y usted era un debutante. Se recuerda que en su tercera carrera, en Brasil, hizo un adelantamiento espectacular al mismísimo Schumacher. Pareció que, por fin, alguien se rebelaba contra el poder establecido. Pero no ha sido así.
R. Cuando uno hace eso no piensa en las consecuencias que va a tener. Uno intenta hacerlo lo mejor posible y yo no me planteé que fuera algo anormal adelantar a Michael [Schumacher].
P. Usted se subió a un kart a los cinco años de edad y lo primero que hizo fue ganar. Después lo ha seguido haciendo en todas las categorías en las que ha participado. Pero ahora ya no lo consigue.
R. Porque no es fácil. Pero yo no corro por correr, para ser uno más del montón. Yo corro para ganar. Quiero ser el mejor y estar por delante de los demás, se llamen como se llamen.
P. Pero algo tendrá para que los aficionados sigan confiando en usted. Porque ha disputado 34 carreras y tan sólo ha ganado una.
R. ¿Y por qué no van a confiar en mí? Si usted se preocupa de mirar las estadísticas verá que este año terminé el tercero en el Campeonato del Mundo y fui siete veces el mejor en los entrenamientos. Y todo eso, sin tener un carro [coche] para ganar. Cuando tenía opciones de vencer, siempre pasó algo: se rompió el carro, me estrellé contra alguien...
P. Parecen excusas.
R. Yo no busco excusas.
P. Usted dijo una vez que "no quería formar parte de la procesión". Y ahora, aunque esté delante, forma parte de ella. Porque aquí corren muchos y siempre gana el mismo.
R. El mejor equipo siempre ha ganado y siempre va a ganar, se llame Ferrari, Williams o McLaren. Ahora el mejor es el Ferrari. Pero jamás he renunciado a ganar.
P. ¿Cree que cualquier piloto ganaría a los mandos de un Ferrari? ¿Lo haría usted?
R. Sí... Bueno, tampoco lo voy a asegurar tajantemente, pero creo que tendría grandes posibilidades.
P. Usted da una imagen polémica que no se sabe bien si está dibujada a conciencia.
R. No me interesa la polémica. ¿Quién dice eso?
P. Se comenta que le encanta sentirse odiado por el resto de los pilotos.
R. No es cierto. Yo tengo mi grupo de gente y... listo. No estoy aquí para hacer vida social ni amigos. Estoy aquí porque éste es mi trabajo. Voy a correr y a ser un profesional porque me pagan por ello.
P ¿Pero se lleva bien con los demás?
R. Sí, claro. Obviamente, con algunos me llevo mejor que con otros. Es lógico, ¿no?
P. ¿Sigue pensando que su mejor plan no es irse a cenar con su compañero de equipo, Ralf Schumacher?
R. Ni con Ralf ni con nadie. El mejor plan mío es irme a cenar con mi esposa. [En este momento, un miembro del equipo Williams aparece en la escena y se interrumpe la conversación. Lleva una bandeja con la comida de Montoya: un plato de arroz blanco con un filete y patatas fritas. Parece que el piloto va a poner fin en ese momento a la entrevista, mucho más cuando comienza a golpear con fuerza una botella de la que no consigue sacar el ketchup. Pero no: falsa alarma]. Siga, siga preguntando.
P. ¿Se lleva bien con Michael?
R. Yo tengo una mejor relación con Michael que con Ralf. El carácter de éste es... No sé..., yo no saldría a comer con Ralf porque no tengo nada que hablar con él. Y, para estar los dos callados, me quedo en mi casa.
P. Insiste en que Schumacher no es invencible, pero lo parece.
R. Ni él ni nadie es invencible. Mi gran ídolo fue el brasileño Ayrton Senna. Y tampoco era invencible. No existe el corredor al que no se pueda ganar. Cuando el equipo y el piloto hacen las cosas bien, los triunfos llegan.
P. ¿Se atrevería a comparar a Senna con Schumacher?
R. No, por favor. Me quedaría toda la vida con Senna. Él era diez veces mejor.
P. ¿Usted se siente capacitado para ganar un título mundial?
R. Si tuviera el equipo y el material adecuado, sí.
P. ¿Y no lo tiene?
R. Yo fui tercero el año pasado, sólo por detras de los dos ferraris. Pero es que éstos fueron invencibles. Esperemos que no se repita.
P. El único triunfo de su carrera lo consiguió en Monza (Italia) en 2001, el año de su debut. Se dijo entonces de usted que era un piloto temerario; casi suicida, entre comillas.
R. La gente dice que estoy loco y cosas así, pero soy siempre muy consciente de lo que estoy haciendo.Uno asume riesgos, pero no hace ninguna estupidez.
P. No vive usted en Colombia. ¿Por algo en particular?
R. Tan particular como que la mayoría de los grandes premios son en Europa. Por eso vivo en Montecarlo.
P. Se lo comentaba por si tenía miedo a vivir en su país. Declaró una vez que era más conocido que el presidente del Gobierno.
R. No tanto. La gente, en Colombia, sigue mucho las carreras, pero tiene muchos ídolos: Shakira, Juanes... Y en el deporte está Santi Botero. Gente muy buena. Y buenos futbolistas. Lo que ocurre allí es que, aparte de las carreras de fórmula 1, todo es fútbol. El problema es que los periodistas sólo saben de fútbol.
P. ¿Es cierto que, cuando empezaba en serio, su padre hipotecó una casa para que pudiera correr?
R. Sí. Mi papá se arriesgó, pero pronto llegaron los patrocinadores. Fue un riesgo grande, pero los resultados resultaron magníficos.
P. ¿Por qué contesta en inglés cuando un periodista de su país le pregunta en castellano?
R. Hay demasiadas leyendas sobre mí. Las ruedas de prensa de las carreras son en inglés. Michael es alemán y, por mucho que le pregunten en ese idioma, tiene que responder en inglés. Cualquier oportunidad que ve la gente para hablar mal de mí la aprovecha y convierte en noticia lo que no lo es.
P. ¿Le molesta?
R. En la fórmula 1 existe mucha envidia. No me sorprende. Tengo la cabeza tranquila porque nunca hice nada malo.
P. ¿Cómo ve a Fernando Alonso? Hay muchas expectativas puestas en él.
R. El español tiene un futuro muy grande. Pero una cosa importante es que la prensa le dé tiempo. Porque la fórmula 1 es muy complicada, y más ahora que cambian las reglas. Va a ser más difícil. Necesita mucho apoyo. Hay mucha gente a la que le afecta lo que dice la prensa y no sé cómo lo llevará Fernando.
P. No se le va a exigir que gane la primera carrera.
R. Y no la va a ganar. No tiene carro con el que ganar. Y no porque no lo haga hay que decir que es..., ¿cómo lo dicen ustedes?... ¿Una bola?
P. ¿Un bluff?
R. Eso.
P. Pero usted casi gana la tercera carerra que corrió, en Brasil.
R. Me dieron por detrás y se fue el triunfo al carajo. Pero logré ganar el año de mi debut.
P. Y eso pocos lo han conseguido.
R. Cierto. Michael [Schumacher] no lo hizo.
P Antes habló de las nuevas reglas. ¿En qué van a afectar?
R. Pues en que, al haber menos ayuda, se van a ver más los fallos de unos y otros.
P. ¿Y se verán quiénes son los buenos y los menos buenos?
R. Tenga usted por seguro que sí.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de enero de 2003