Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

El cine africano más reciente muestra su vitalidad en un ciclo en el Instituto Francés

El Instituto Francés de Madrid exhibe 13 películas subtituladas, desde el pasado lunes y hasta el 20 de marzo, de directores africanos. "El cine africano es muy joven. No es todavía una industria. Es arte. Necesitamos la experiencia europea. Hay todavía problemas enormes de producción, distribución y difusión", afirmó esta semana en Madrid el congoleño Camilla Mouyeke, realizador de Voyage a Ouaga, que ha inaugurado la muestra.

"Se hacen 20 largometrajes cada año en el África negra y también hay una producción muy importante de películas rodadas en vídeo. En Nigeria, un país de más de 100 millones de habitantes, se hacen entre 500 y 600 vídeos al año", afirma Mouyeke. "Los africanos van mucho al cine. Como en Europa, la mayoría de la cartelera es americana, pero nuestro cine tiene mucho éxito", continúa.

El ciclo incluye a cineastas de otras generaciones: Cheick Omar Sissoko (Malí), Idrissa Quédraogo (Burkina Faso) y Moussa Touré (Senegal). De ellos se proyecta, respectivamente: La genése, el 12 de febrero; Yam Daabo, ya vista, y TGV, el 28 de enero. Hay también un ciclo dedicado al cineasta y etnógrafo Jean Rouch, que incluirá la proyección de cinco de sus películas, como Cocorico, el 3 de marzo; Monsieur Poulet o Petit á petit, el 5 de marzo. Rouch asistirá a la proyección de Maîtres fous y Moi, un Noir, el 10 de ese mes.

Jean Pierre García, director del Festival de Amiens, asegura. "El presupuesto medio por largometraje son 800.000 euros. Comparable al de las películas independientes en Europa", prosigue.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de enero de 2003