Muchos confiaban en que el Partido Popular firmaría un compromiso con la base de la sociedad, que no es otro que la familia. Sin embargo, hemos podido comprobar que, con contadísimas excepciones (como el saliente alcalde de Madrid), la política del PP ha sido de auténtico olvido de esta célula básica de la sociedad.
El culmen ha sido la política antifamiliar llevada a cabo por el presidente de la Comunidad, señor Ruiz-Gallardón.
Este señor se permite equiparar a la familia con otras formas de convivencia que poco tienen que ver con ella. Por todo ello, no le votaré, así como numerosos madrileños cansados de estos atentados a los pilares de nuestra convivencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de enero de 2003