Razones militares y diplomáticas fuerzan a George Bush a retrasar sus planes de guerra contra Irak. La conveniencia de más apoyo de sus aliados y el retraso en completar el despliegue militar condicionan las decisiones del presidente, que afronta una semana clave, en la que los inspectores de armas de la ONU entregarán, mañana, su informe.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de enero de 2003