El Foro de Davos no está en crisis; pero la crisis se ha adueñado del Foro Económico Mundial. El final de la "exuberancia" económica ha llevado a menos derroches de medios y de ostentación por parte de organizadores y asistentes: suspensión de la gala tradicional, y una vestimenta, en general menos informal. Irak, el terrorismo y el petróleo han dominado los debates que, a diferencia de años anteriores, se han caracterizado por quedar yermos de ideas. La falta de nuevas propuestas es una de las características de esta edición del foro que concluye hoy. Aunque buenas palabras sí ha habido, por ejemplo, de Lula, o de Fox, sobre un "nuevo humanismo económico". Se han hecho diagnósticos, pero no se han fijado terapias. Sin embargo, ha sido uno de los Davos más importantes porque europeos y asiáticos han hablado con franqueza a EE UU, aunque la presencia política europea ha sido sorprendentemente escasa, a diferencia de la estadounidense.
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¿Qué es Davos? Más allá de la imagen de un encuentro de poderosos es una reunión-red. Hay debates continuos sobre muchas cuestiones, en los que se habla con claridad. Y sesiones plenarias abiertas a preguntas muchas veces agudas por parte de los participantes. En una mesa de debate o de "tormenta de ideas", de almuerzo o de cena uno se puede sentar junto a un ministro o un ex general, o el presidente de una gran empresa. Los empresarios tienen acceso a otros empresarios o a políticos que podrían tardar meses en ver si tuvieran que viajar a sus países. Pero lo que Huntington llamó "el hombre de Davos" puede estar sufriendo una mutación ante la crisis de confianza general. Una novedad este año es el intento de trasladar esta experiencia de redes a la creación de un consejo de un centenar de líderes de muy diversos ámbitos para impulsar un diálogo occidental-islámico.
A diferencia de otras ocasiones, los grandes empresarios no han sido las estrellas de este Davos. Para Moisés Naim, director de Foreign Policy, los que más se dejan ver en Davos son los que en los meses siguientes entran en crisis. Fue verdad en su día con Rusia y con Asia Oriental. Ha sido verdad con Jean Marie Messier, héroe davosiano cuando estaba a la cabeza de Vivendi. ¿Y este año? No hay héroes. Pero sí dos presencias marcadas, y que puede tener problemas por razones muy diferentes: el mundo árabe y América Latina.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de enero de 2003