El presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, se dirigió ayer a miles de sus jóvenes partidarios, en la sede de la presidencia, donde habían logrado entrar de forma pacífica tras la tercera jornada de manifestaciones antifrancesas en Abiyán, la capital. Según una de estos "jóvenes patriotas" contactada por teléfono, Gbagbo les explicó que debía consultar con los responsables de la policía, la gendarmería y el Ejército antes de dirigirse oficialmente al país.
Los jóvenes, que fueron admitidos en el recinto presidencial bajo la vigilancia de las fuerzas de orden, abandonaron a continuación el lugar de forma pacífica mientras los responsables de las principales organizaciones juveniles que apoyan al régimen desde el inicio de la crisis el pasado 19 de septiembre se entrevistaban más extensamente con el jefe del Estado.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, pidió a todos los responsables de Costa de Marfil, incluido el presidente Gbagbo, que asuman sus "responsabilidades" para poner en pie el acuerdo de reconciliación entre las fuerzas políticas del país alcanzado en Marcoussis (Francia).
"Ahora es necesario que cada uno asuma sus responsabilidades", declaró el jefe de la diplomacia francesa antes de subrayar que "ya se cuenta con todos los elementos para permitir el regreso de la paz" a Costa de Marfil. "No es fácil", reconoció, "requiere coraje, tenacidad y determinación".
Desde última hora de la mañana, al menos 2.000 jóvenes manifestantes particularmente agresivos se había reunido una vez más frente a la Embajada de Francia en Abiyán, sitiada y parcialmente incendiada el pasado domingo, sobre la que volvieron a lanzar piedras. Fuerzas policiales tomaron posiciones en las proximidades sin llegar a intervenir.
Los manifestantes terminaron por dispersarse por su propia iniciativa a media tarde. Entonces, los policías se desplegaron delante de la sede diplomática.
Otro medio millar de jóvenes permanecían aún ayer ante la base militar francesa del 43º batallón de infantería de marina, al que sitian desde el pasado sábado. Los soldados dispararon gases lacrimógenos y granadas de ruido para impedir que se acercaran a la verja de entrada.
Los problemas también continuaron en distintos barrios de la ciudad donde se levantaron nuevas barricadas, se quemaron neumáticos y se asaltaron comercios. El presidente pidió a los manifestantes que volvieran a sus casas y sus trabajos, y esperaran su discurso a la nación, previsto para anoche o para hoy lo más tarde, según la presidencia. El conjunto del país espera esa intervención desde que Gbagbo regresara desde París el domingo por la noche.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de enero de 2003