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CARTAS AL DIRECTOR

¿Quién es el malo?

En estos días en los que se va concretando la amenaza de otra guerra contra Irak y en los que uno de los principales argumentos que utiliza Estados Unidos es el presunto almacenamiento de armas por parte de este país, entre otras las químicas, me gustaría recordar que hoy en Vietnam, un país de poco más de setenta millones de habitantes, hay medio millón de niños sufriendo los efectos del agente naranja, la guerra química empleada por Estados Unidos en su agresión a ese país en los años setenta -niños con muñones en vez de brazos, o ciegos o cojos, que llenan los hospitales del sur de Vietnam y que yo he podido comprobar-, y aproximadamente otro medio millón de adultos con terribles secuelas, como tipos de cáncer poco habituales, como consecuencia de la utilización de ese terrible veneno compuesto de dioxina y que permanece en el ambiente durante decenas o quizás centenas de años y, según los científicos, puede dañar el ADN del individuo durante tres generaciones.

Estados Unidos no ha concedido indemnización alguna a las víctimas de su guerra química, que la siguen sufriendo más de 25 años después del final de la agresión a ese país del sureste asiático.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de enero de 2003