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OPINIÓN DEL LECTOR

Ladrar por las esquinas

Hola, o más bien quería decía guauu, porque soy un can, sí, uno de esos que ladran por las esquinas. Aunque me considero privilegiado porque tengo capacidad de raciocinio, y además de poder discriminar entre las farsas y las verdades, entre la democracia y el autoritarismo.

Sé distinguir entre los compromisos, y los compromisos personales, y los últimos, si se consideran eso, personales y comportan un gasto económico se suelen solventar con el pago personalizado, es decir a cargo del que se compromete. Pero esto parece olvidarlo Aznar, seguramente porque claro, el no es un can y no va ladrando por las esquinas. Por cierto, lo olvidaba, fíjese si soy una perrita lista que me hace reír el que mientan en cuanto a las cifras de los compromisos personales que el presidente tiene con Galicia, porque también sé que el 60% de estas ayudas ya estaban comprometidas antes de lo del Prestige, así que su compromiso personal sólo significa el 40%, pero con una salvedad, que sus compromisos personales se los pagamos, los gallegos y el resto de la población española.

También he leído que el comité científico asesor designado por el Gobierno, después de un estudio preliminar, ha llegado a la conclusión, que la corrosión acabará por reventar los tanques del Prestige, una conclusión que hasta el más humilde de los canes conocía de antemano.

Y por último, me gustaría decirle a Aznar que su apoyo a la guerra contra Irak, supongo que es también un compromiso personal, y como tal le rogaría que asumiese su compromiso, es decir que se vista con uniforme de campaña y que marche en primera fila al Golfo Pérsico, dejando al resto de la población española al margen de este conflicto que ni comparte ni apoya. Por todo ello le diría que sabemos pensar, aunque seamos canes que ladran por las esquinas, y por mucho que su Gobierno intente que no lo hagamos, no podrá evitarlo, y lo que es más importante, tenemos memoria y edad para votar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de enero de 2003