Los jugadores del Recreativo bajaron atropelladamente a los vestuarios. Algunos gritaban y contraían los puños, otros sonreían de oreja a oreja y, alguno, portaba una camiseta rojiblanca como trofeo. Los del Atlético desaparecieron sin excesivos gestos de tristeza. Caras serias, sin más, aunque Luis Aragonés, su técnico, confesó que estaban "tocados". El público, el poco que asistió al partido, tampoco demostró muchos más sentimientos que el de fastidio controlado, aunque se oyeron algunos gritos contra los jugadores rojiblancos al final del partido.
Luis Aragonés, con un rostro demasiado serio, explicó el partido con brevedad: "Un equipo ha querido ganar y otro ha venido a defender. Y eso duele". Luis insistió en la idea de que el Recreativo "no ha hecho otra cosa que defenderse". "No hemos sabido definir, pero el partido ha sido un monólogo", delaró el preparador, que volvió a mencionar la falta de acierto ante la portería rival. "Los cambios son cosas del entrenador y los hace porque ve la forma de actuar de los jugadores. El que no lo vea tiene una venda", dijo el técnico sobre la sustitución de Fernando Torres.
Lucas Alcaraz, el técnico del equipo onubense, achacó su clasificación a la "actitud, el corazón y las ganas". Alcaraz calificó la clasificación "histórica" y alabó a sus futbolistas, "sobre todo el orden que han sabido mantener", aunque reconoció veladamente que su equipo no había hecho su mejor fútbol y había ganado "por convencimiento, más que por otra cosa".
"Estuvieron tácticamente bien parados", coindió el portero rojiblanco Burgos con Alcaraz. El guardameta argentino reveló que el vestuario atlético "está tranquilo". "No creo que nos perjudique de cara a la Liga, porque estamos encontrando nuestro juego", reflexionó "El Mono". El portero, que subió en el último minuto a rematar una falta, entre risas, dijo que se había sentido "como El Coyote" al regresar a su meta".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de enero de 2003