La oposición en bloque -PSOE, IU, CiU, Coalición Canaria y Grupo Mixto, con ausencia del PNV- no se conforma con que el presidente del Gobierno, José María Aznar, acuda el próximo día 5 al Congreso para mantener una sesión meramente informativa sobre la posición de España ante el posible ataque a Irak. Todos exigen otra fórmula parlamentaria que permita debate y presentación y votación de resoluciones. Pero el PP, en solitario, rechazó ayer en la Diputación Permanente esa posibilidad. El PSOE agudizó su reticencia ante la posible guerra.
La sesión de ayer de la Diputación Permanente del Congreso fue, en cierto modo, un calco de la que se celebró el martes de la semana pasada, aunque en medio se ha cruzado el anuncio del Gobierno de que Aznar comparecerá el próximo miércoles para informar sobre la posición española en torno al conflicto de Irak.
Ese anuncio no ha satisfecho a la oposición. Las intervenciones de ayer, además de mostrarse, unánimemente, contrarias al conflicto bélico, se orientaron a rechazar la pretensión del Gobierno y a exigir que haya otro pleno de la Cámara que no tenga mero carácter informativo y en el que puedan debatirse y votarse resoluciones que plasmen la postura de cada grupo parlamentario.
También hubo cambio de actores. La semana pasada, Manuel Marín intervino en nombre de los socialistas pero ayer el portavoz del grupo, Jesús Caldera, tomó los mandos y fijó la posición de su grupo. Anunció, casi de entrada, que considera imprescindible un pleno extraordinario en el que se voten resoluciones y que su grupo, el mismo miércoles, tras la comparecencia de Aznar, defenderá una interpelación, de la que se derivará una moción para que cada grupo "tenga que votar si quiere o no la guerra".
Caldera insistió en que "no hay ninguna razón" para un conflicto bélico y en que se puede "conseguir el desarme" de Irak "de modo pacífico".
Acusó a Aznar de seguidismo respecto del presidente de EE UU, y argumentó que es necesario apoyar la misión en Irak de los inspectores de Naciones Unidas y la prolongación de su mandato todo lo necesario porque los enviados de la ONU "constituyen un escudo de protección" y evitan que Irak sea una amenaza contra nadie. Llegó Caldera a manejar un plazo de hasta dos años para que los inspectores lleven a cabo su tarea.
El portavoz socialista manejó la resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU para argumentar que no autoriza el ataque a Irak y, en un nuevo paso de su grupo, anunció que éste se reserva el derecho de examinar una hipotética segunda resolución del Consejo de Seguridad -que exigen varios países europeos antes de un ataque- y que a la vista de su contenido decidirá si le presta apoyo o la rechaza.
Gustavo de Arístegui, en nombre del Grupo Popular, aprovechó esta evolución de los socialistas para poner en duda sus auténticos propósitos respecto al conflicto: "No sabemos qué esperar sobre esas dudas acerca de una segunda resolución".
Una parte de su intervención estuvo dedicada a tratar de desmontar los argumentos de Caldera sobre el valor de la resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU. Argumentó que el portavoz socialista había hecho una "lectura creativa e imaginativa, cambiándole el sentido".
De Arístegui afirmó que esa última resolución de Naciones Unidas respecto del conflicto tiene referencias constantes a resoluciones anteriores (la 678 y la 687), en las que se autoriza claramente el uso de la fuerza si Irak no cumple las condiciones exigidas.
Carga de la prueba
Admitió el portavoz del PP que, efectivamente, la ONU ha trasladado la carga de la prueba a Irak para que sea este país el que demuestre que no tiene armas de destrucción masiva, frente a las acusaciones que le formula parte de la comunidad internacional. De Arístegui se mostró muy seguro de que los aliados presentarán "irrefutables pruebas" de que Irak almacena armas de ese tipo y Caldera le reprochó que manejase ese dato como si ya lo conociera.
Llamazares, en nombre de IU, aseguró que en las bases militares españolas abiertas al uso de tropas estadounidenses se están construyendo ya zonas de descontaminación química y bacteriológica, y disponiendo mortuorios por lo que pueda pasar. Y lo esgrimió como prueba de que el Gobierno español tiene ya comprometida con EE UU una actitud de apoyo a la guerra con Irak.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de enero de 2003