Primorosa y monumental como un pastel de bodas. Así apareció anoche una iluminadísima fachada del teatro Nuevo Alcalá, renacido tras 14 años de oscuridad y silencio en su patio de butacas. Se celebraba Tanguera, un matrimonio rítmico de dos ciudades: Madrid y Buenos Aires.
"Le auguro al edificio la mejor de las suertes", decía el veterano productor argentino Alejandro Romay, oficiante del enlace, quien repartió besos y abrazos entre los numerosos amigos e invitados que fueron al estreno, entre los que se encontraban destacadas personalidades del mundo de la cultura, el espectáculo, la política y los negocios. Al Nuevo Alcalá (donde los acomodadores vestían para la ocasión el típico atuendo blanco y negro de los tangueros bonaerenses) acudió Jesús de Polanco, presidente del Grupo PRISA; el ex presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo; el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga; el director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas (Inaem), Andrés Amorós; los empresarios teatrales Enrique Cornejo y José Tamayo (quien sufrió una estrepitosa caída al pisar la alfombra roja); la abogada y diputada socialista Cristina Almeida; los coreógrafos Víctor Ullate y Aida Gómez; los actores argentinos triunfantes en Madrid con la obra Art, Ricardo Darín, Óscar Martínez y Germán Palacios; Héctor Alterio, Analia Gadé, Andrés Pajares; los directores Chicho Ibáñez Serrador y José Luis Garci... Carmen Sevilla y Lina Morgan se marcaron unos pasos de tango; Sara Montiel acudió puro en labio, y el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, celebró el renacimiento del Alcalá "como un acto de fe en España y en Madrid. Recuperar teatros es buenísimo", dijo entusiasmado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de enero de 2003