Las expresiones vertidas por Aznar ("ladran su rencor por las esquinas") para insultar a los gallegos que vienen protestando (nunca máis) por su mala gestión en el tratamiento de la catástrofe del Prestige me han recordado aquéllas, más moderadas, con las que Franco designó ("jaraneros y alborotadores") a los estudiantes universitarios que protagonizaron en 1965 los primeros conatos de oposición al régimen.
Pero esta mayor agresividad en la ofensa, utilizada por el presidente del Gobierno con la oposición, también me evoca un autoritarismo que las generaciones de entonces comenzábamos a olvidar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de enero de 2003