Por la presente quiero expresar mi total solidaridad con Marisa Paredes, que durante la ceremonia de entrega de los Premios Goya dio una lección de dignidad y de civismo, así como manifestar mi más enérgica repulsa a la vergonzosa campaña de desprestigio y culpabilización de la que está siendo objeto desde círculos afines al Gobierno. Quienes piden la dimisión de Marisa -es decir, quienes apoyan los planes de expolio y exterminio del genocida Bush- son los que deberían dimitir.
Reitero mi apoyo incondicional a Marisa Paredes y repudio la campaña orquestada contra ella por los sectores más reaccionarios y mezquinos de España, vinculados a la derecha más envilecida y cerril, representada por el Sr. Aznar, líder del Partido Popular y vasallo del Sr. Bush. El citado personaje, a la sazón presidente de España, desprecia el diálogo y la reflexión como medios para la resolución de los conflictos. También lamento el comportamiento cobarde y vil del Sr. Aznar y sus ácolitos, incapaces de respetar las normas democráticas existentes, así como la clara e indiscutible voluntad popular que rechaza por casi unanimidad la guera contra Irak y el mantenimiento de una alianza con el país más terrorista del mundo: Estados Unidos.
Espero y deseo, si todavía tiene un mínimo de dignidad, que el Sr. Aznar y su camarilla de impresentables dimita y se vaya a vivir al lado de Bush.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de febrero de 2003