La Rioja se ha quedado sin cibercafés. De medio centenar, apenas quedan cuatro. La culpa es de una serie de normas sobre el juego aprobadas el año pasado por el Gobierno de La Rioja.
Mientras, el Gobierno ha creado su propia red de cibercafés, a los que llama cibertecas, donde el público se tiene que identificar con DNI, apellidos y profesión. Además, según la Asociación Nacional de Cibers (ANC), incumple la normativa que ha aplicado al sector privado.
El Gobierno autónomo equipara un cibercafé a una sala de máquinas recreativas, con impuestos sobre cada ordenador y sobre cada juego, pero además ha creado unas normativas específicas que la asociación califica de absurdas e imposibles de cumplir, como la homologación de la red o el plazo de tres meses para autorizar un juego. "¿Se imagina que un bar tuviera que homologar su televisor?", dice Eduardo Bacazo, presidente de la ANC, que añade: "Y a los tres meses de espera de la homologación, el juego ya ha quedado obsoleto". Además la normativa impone la censura de contenidos, "que si bien puede ser comprendida en el caso de menores, es inconstitucional y absurda en el caso de los mayores de edad", dice Bacazo.
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La Rioja es la única autonomía que no ha dado marcha atrás en no distinguir un cibercafé de un salón recreativo. Madrid retiró la ley, Aragón tiene una legislación intermedia y en la Comunidad Valenciana la ley está recurrida. "En La Rioja se ha ejecutado tan rápido que no ha habido ni tiempo de defensa", dice Bacazo. "Ahora sólo quedan cuatro, que pronto serán dos. No tienen dinero para abogados".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de febrero de 2003