Dieciséis equipos se clasifican para la siguiente fase de la Euroliga y podría ser que el Madrid no fuera de la partida. El desastre que protagoniza día sí día también el conjunto blanco vivió ayer un nuevo capítulo que invita al sonrojo. El conjunto de Imbroda perdió en Atenas ante el Olympiakos, un rival ínfimo, que le puso en bandeja un triunfo que el Madrid rechazó. Como si le sobraran. Así las cosas, el conjunto de Imbroda se lo juega todo en la última jornada, en el Saporta frente al Villeurbanne. La victoria le aseguraría el pase; una derrota obligaría a echar mano de las matemáticas. Debería ser ésa una victoria fácil, teniendo en cuenta que el rival es muy poquita cosa. Pero tratándose de este Madrid, no es del todo descartable que firme otra calamidad y emborrone aún más, si eso fuera posible, su hoja de servicios.
OLYMPIAKOS REAL MADRID 71 68 Olympiakos: Harissis (5), Buduris, Evans (14), Johnson (19) y De Miguel (4) -cinco inicial-; Markovic (18), Tomic (1), Morales (10) y Giannuzakos. Real Madrid: Victoriano (8), Mumbrú (13), Lucio Angulo (3), Alston (12) y Sonseca (12) -cinco inicial-; Alfonso Reyes (5), Herreros (13), Mulaomerovic (2) y Digbeu. Parciales: 15-17, 16-22, 19-8 Pabellón Koridalos de Atenas.
Demostrado está que el juego del Madrid, más que nada porque es un horror, no le da para ganar. Se puede fallar, por supuesto, que encestarlo todo no lo asegura ni el mejor Jordan. Pero cuando se habla de un equipo ganador, como supuestamente es éste, lo que no puede faltar es el carácter. Y el Madrid ha demostrado tener un monumental déficit de carácter. Ése es su gran problema, amén de la presencia en su plantilla de jugadores impropios de la categoría de este club. El equipo tuvo una impagable oportunidad de destrozar a un adversario fantasmal. Sobre todo en el segundo cuarto, en el que el carácter de tipos como Herreros y Reyes contagió al resto.
No fue suficiente. Tras el descanso, el equipo ejecutó una actuación siniestra y el Olympiakos, sin nada digno de mención más allá del acierto ocasional de Markovic, se llevó una victoria que ni en sus mejores sueños. De aquel equipo que deslumbrara mediados los 90 no queda nada. La defensa puesta en práctica por los griegos fue, sencillamente, ridícula. Tanto como la de Alston sobre Johnson. El Madrid tuvo ventajas para sentenciar, como el 31-39 con el que se fue al descanso. Pero su regreso resultó indecente. Un parcial de 13-4 dio alas a los griegos. Lo demás lo puso el miedo del Madrid.
Y eso que Mumbrú apareció en el tramo final y el equipo pareció capaz de alcanzar la victoria. Pero este Madrid no es capaz de nada. Llegó a ponerse por delante, 67-68 a falta de un minuto, pero una personal intencionada de Mulaomerovic devolvió la ventaja a los griegos, a los que les bastó con mantener la calma para aniquilar a un Madrid que es un puro disparate.
En otro partido, el Tau, donde reapareció Bennet, perdió en la pista de Zalguiris (88-67).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de febrero de 2003