La petrolera anglo-holandesa Shell, la segunda más importante del mundo, anunció ayer que sus beneficios netos aumentaron un 46% durante el último trimestre del pasado año y se cifraron en 2.782 millones de dólares. La compañía atribuyó estos resultados al encarecimiento del barril de petróleo, provocado por la crisis de Venezuela y los temores a una guerra contra Irak, y advirtió de que la perspectiva de los precios del crudo para este año es "muy incierta". "El contexto económico de nuestro negocio sigue siendo incierto y se espera una volatilidad continua" para el 2003.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de febrero de 2003