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CARTAS AL DIRECTOR

Trabajo remunerado

Felicito al señor Vilarasau, que acepta jubilarse (¡qué remedio!) con el reconocimiento del trabajo bien hecho.

Al mismo tiempo me pregunto cuándo podremos jubilarnos las que hemos sudado la gota gorda durante toda la vida en el arduo trabajo del hogar y sin cobrar un duro.

Hoy en día a las obligaciones familiares no se les concede ningún valor cara al mundo en que vivimos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de febrero de 2003