Una victoria socialista en las elecciones autonómicas daría al traste con todo lo logrado en 23 años de autonomía. Con este apocalíptico mensaje Jordi Pujol se dirigió ayer a sus militantes en la Escuela de Invierno de Convergència Democràtica (CDC). Les alentó a no sucumbir al desaliento e ir a la búsqueda de cada voto. Sólo manteniendo la moral alta CiU puede volver a ganar las próximas elecciones, afirmó Pujol, e impedir que Cataluña esté gobernada por un proyecto y por un presidente, Pasqual Maragall, con tintes "sectarios, elitistas y frívolos".
Las palabras de aliento son el único antídoto que poseen los dirigentes de CiU para que las adversas encuestas no minen la moral de la militancia. Y ayer, en Montbrió (Baix Camp), Jordi Pujol se esforzó en contagiar su "optimismo e ilusión" a las bases del partido. "Tened confianza, podemos ganar las próximas elecciones. Ahora más que nunca nos merecemos ganar porque hemos trabajado mucho", manifestó.
Pujol animó a la militancia a no rendirse, a movilizarse, a no dejarse convencer por los sondeos e ir a la búsqueda del voto casa por casa, con especial dedicación al área metropolitana de Barcelona y a los abstencionistas. Una ambiciosa y ardua tarea con el objetivo de frenar la llegada de los socialistas a la presidencia de la Generalitat. Un gobierno de Pasqual Maragall arruinaría, aseguró Pujol, todo lo conseguido por CiU durante estos 23 años: la convivencia, la cohesión y el progreso social de Cataluña.
El presidente catalán alertó repetidamente sobre los "peligros y riesgos" que acecharían a Cataluña si Maragall llegara al poder. Un Maragall que personifica un proyecto con "puntos de elitismo, de frivolidad, de ligereza y sectarismo". "Un país no se puede construir sobre estas bases", remachó.
La propuesta electoral de los socialistas, que a juicio de CiU margina a los votantes de fuera de Barcelona, ejemplifica para Pujol la visión territorial que los socialistas tienen de Cataluña, en la cual "Barcelona quiere comerse al país". Una actitud, la del PSC, que puede provocar incluso "una fractura territorial" y romper el "equilibrio" labrado durante el Gobierno de CiU. "Maragall da miedo", subrayó.
Nuevo Estatuto
A pesar de sus duros ataques contra el PSC, Pujol reconoció su papel determinante si CiU quiere sacar adelante la propuesta de un nuevo Estatuto, ya que para aprobarlo se requieren los dos tercios del Parlament. Pero el presidente catalán avisó que CiU podrá imponer sus tesis -"al contrario de lo que sucedió con el Estatuto de Sau", dijo- si parte desde una posición de ventaja "con más diputados que los socialistas". Una ínfima mayoría nacionalista daría alas al PSC para "aguar" el Estatuto y mantener el actual nivel de autogobierno de Cataluña, advirtió.
Pero antes de las decisivas elecciones autonómicas, Convergència i Unió se enfrentará a las municipales de mayo, a las que Pujol otorgó el carácter de primarias. "No podemos tropezar en la primera piedra. Necesitamos tener fuerza en el territorio", afirmó Pujol.
Esquerra Republicana tampoco se libró de las críticas de Pujol, aunque reconoció que en el futuro CiU tendrá que fijarse en la "oferta" de los republicanos. Pero restó toda credibilidad a las promesas de ERC por su labor de oposición.
Pujol tuvo que lidiar ayer en Montbrió del Camp con las protestas de los productores de frutos secos. Unas 200 personas se congregaron de forma pacífica durante casi una hora frente al hotel donde los convergentes celebraban su Escuela de Invierno. Después, cortaron en ambos sentidos la carretera que conduce al hotel quemando neumáticos. El coche oficial del presidente catalán tuvo que sortear estas protestas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de febrero de 2003