Me he enterado que la Delegación del Gobierno en Madrid ha denegado a la Plataforma Nunca Máis la posibilidad de que la manifestación convocada para el próximo 23 de febrero el la capital del Estado para protestar por las actuaciones y la incompetencia sobradamente demostrada por el Gobierno central en el caso del Prestige pueda realizar el recorrido inicialmente previsto. Recorrido que, por otra parte, parece ser el habitual de este tipo de actos cívicos.
No sé cuáles pueden ser los motivos aducidos por Interior, como no sea el amordazar la libertad de expresión, mostrar su prepotencia gubernamental y coaccionar a los potenciales asistentes en un domingo mañanero de Madrid. Y eso a sabiendas, como ya les hemos demostrado sobradamente el pasado diciembre en Santiago, de que nosotros no somos como ellos; somos pacíficos, no agredimos a nadie ni adoptamos actitudes chulescas y prepotentes. Simplemente pedimos responsabilidades y exigimos dimisiones. Porque hay culpables.
Por desgracia, éste no es un tema aislado de limitación de libertades democráticas reconocidas en la Constitución, parece ser una vía que ha adoptado el Ejecutivo del Estado desde que han obtenido la mayoría absoluta en el Parlamento para evitar movimientos públicos y participativos de oposición. No es la primera vez que pasa algo similar con otros temas. Incluso se han atrevido a limitar el control parlamentario del Gobierno por el Congreso de los Diputados en el tema de Irak al limitar las posibles intervenciones de los partidos democráticos (no incluyo en este calificativo ni al Partido Popular ni a sus dirigentes).
En fin, a pesar de todo yo estaré en Madrid el 23 de febrero para luchar contra la incompetencia y la mentira; es decir, para exigir la dimisión de los responsables. Y si tiene que ser como en "los viejos tiempos"..., pues bueno; aunque sea con menos agilidad y un poco más oxidado. Lo que no voy a permitir es que me quiten aquello que tanto nos ha costado conseguir mientras otros andaban repartiendo cadenazos por ahí: la libertad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de febrero de 2003