Hace dos meses mi familia y yo conseguimos el tan deseado piso de protección pública; la empresa adjudicataria del terreno era la empresa Bigeco, situada en la calle Carranza, número 25, de Madrid. Y el piso era de alquiler con opción a compra, situado en la calle Rosa de Luxemburgo, en Rivas-Vaciamadrid. Fuimos los primeros en venir a una zona donde están proyectadas miles de viviendas.
A los tres días de vivir aquí notamos fuertes olores muy desagradables por las noches y al atardecer. Y un día paseando por el descampado descubrimos justo detras de una loma las chimeneas ardiendo sin control de un antiguo gran vertedero de Madrid cerrado hace más de 25 años y con más de 15 metros de profundidad y miles de toneladas de basuras ardiendo sin control alguno.
No se puede describir cómo nos quedamos tras ver esto después de toda la ilusión que habíamos puesto en esta vivienda. Aquello estaba a tan sólo 50 metros de nuestro piso.
Hablamos con el encargado de medio ambiente de Rivas, Jorge Romea, que nos comunicó que era demasiado caro quitar las basuras y de paso nos contó las maravillas del parque que iban a construir en la zona. Ni que decir tiene qué puede hacer con dicho parque cuando la salud de tu familia está en juego.
Ahora tengo una lista que he recibido de Greenpeace con todas las enfermedades respiratorias y cancerígenas asociadas a este tipo de gases y no veo la hora de irme de la zona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de febrero de 2003