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CARTAS AL DIRECTOR

Los pacifistas del PP

Estoy viendo las imágenes del joven agredido en el mitin del PP cuando profirió el grito de "no a la guerra, señor Aznar", y no estoy tan asombrado por la actuación del miembro del personal de seguridad, que le salvó de un linchamiento (quiero pensar que al taparle la boca no censuraba, sino que evitaba males mayores), como por el comportamiento de las personas que rodeaban a una persona que pedía la paz.

Sólo veo en esas personas, casi todas mayores, una agresividad desmedida, los ojos inyectados en sangre, dejándose llevar por el impulso de las masas, convertidos en turba. Repudio el comportamiento de las dos señoras mayores que podrían ser sus abuelas, que utilizan la violencia de manera cobarde, golpeando por la espalda, y el de todos los que allí estaban que se atrevieron a llamar asesino a un pacifista.

La sangre me hierve al ver que, efectivamente, está en nuestra naturaleza destruirnos mutuamente, y que nadie podrá evitar una guerra deseada por muchos ¿humanos?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de febrero de 2003