En un momento en que el debate sobre el Plan Hidrológico Nacional se vuelve a caldear (problemas con la financiación europea, manifestaciones a favor del trasvase del Ebro en Valencia, informes científicos americanos que cada uno interpreta según sus intereses), no puedo dejar de expresar mi indignación al ver cómo algunos políticos sin escrúpulos aprovechan la desgracia de cientos de familias aragonesas damnificadas por la riada para insistir en el único argumento que parecen tener para defender el PHN y el famoso trasvase: el agua del Ebro se va al mar y, por tanto, se desaprovecha, así que por qué no utilizarla en el Levante.
Quizás adopten ese argumento como ariete, porque su simpleza hará que cale en esa mayoría de población española que no tiene tiempo o interés en profundizar en el tema. Sin embargo, no por simple y repetido va a dejar de ser menos falso, como demuestran los múltiples informes científicos que nuestro ministro Matas ha intentado censurar y sepultar en el olvido.
¿Qué les parecería que en la próxima gota fría, cuando las inundaciones afecten al Levante español, apareciesen voces aconsejando la construcción de grandes pantanos para embalsar toda esa agua? ¿A que los agricultores de la huerta murciana no estarían tan de acuerdo en que les expropiasen las tierras y les inundasen un par de pueblos para hacer un pantano?
Mucho mejor que los hagan en Huesca, ¿verdad? Y nos llaman insolidarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de febrero de 2003