Muchas son las obras acometidas en nuestra capital en los últimos tiempos, pero sin duda alguna, quizá por ser la que haya seguido más de cerca, me resulta absolutamente espectacular la llevada a cabo para suprimir el paso elevado de Santa María de la Cabeza, construyendo en su lugar un magnífico túnel. Casi sin darme cuenta está muy cerca la culminación de tan ambicioso proyecto, y lo que se vaticinaba como unos meses de caos y horror no han sido más que ilusión por ir descubriendo cualquier aspecto nuevo que día tras día pudiera arrojar tal obra: contemplación de grandes avenidas con medianas y espacios verdes, apertura de un túnel con el resultado de un silencioso esfuerzo de numerosos operarios, dejar de sentir calles y carreteras por encima de nuestras cabezas y el ruido que en estéreo provocan vehículos a varias alturas.
Sin duda alguna, eliminar el paso elevado ha sido la decisión más acertada para nuestro distrito, mediante la cual se ha dado un giro de 180º a la imagen del mismo. El distrito de Arganzuela avanza vertiginosamente hacia el progreso, la innovación, la calidad de vida, la cultura. Considero que es una de las zonas en que más inversión y grandes proyectos se están ejecutando y me siento verdaderamente orgulloso de ser vecino de Arganzuela desde hace más de 30 años.
Vaya mi enhorabuena al Ayuntamiento de Madrid por su excelente labor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de febrero de 2003