Jueves, 8 de enero, sala de urgencias del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares. Por desgracia, y debido a un accidente de un familiar, estuve allí toda la tarde del día anterior y el día 8 desde las 9.30 hasta las 23.30. Una barbaridad de horas, que me permitió entre otras muchas cosas leer su diario y, casualidad, página 4 del suplemento de Madrid, titular: Aguirre califica de "excelentes las urgencias de los hospitales"; no me lo podía creer, pero en qué mundo vive esta gente, llevaba casi 20 horas viendo el caos absoluto y viene esta señora a decir que todo es maravilloso, no tienen ni idea, su mundo no es nuestro mundo, ellos nunca van a sufrir una situación así.
Que el señor Aznar se pase por alguna de estas salas, eso sí, sin avisar, y después diga dónde está esa España que va tan bien. Hay cosas que en nuestro país nunca cambiarán y desde luego la sanidad es una.
Eso sí, reconocer que el personal sanitario demasiado hace muchas veces con los medios y posibilidades que tiene a su disposición, pero también a muchos de ellos recordarle lo importante que es en situaciones difíciles humanizar su comportamiento y sobre todo cuidar las formas, siempre al otro lado hay un paciente o un familiar que está en un momento difícil y allí por gusto no va nadie. Muchos, hartos de dar tumbos y de esperar citas, acuden a urgencias. Si a la gente no le dan soluciones, se busca la vida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de febrero de 2003