No es posible gritar "No a la guerra" y no gritar a la vez "No a ETA". Es inadmisible y cínico estar en contra de la masacre y callar ante el asesinato individualizado, y viceversa. Todas las vidas son iguales, todas las muertes son nuestra muerte. No a la guerra, No a ETA.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de febrero de 2003