Jörgen Amblad es vicefiscal general del Estado sueco, y el pasado lunes temprano en la mañana, cuando se dirigía a su despacho, fue detenido por la policía, aparentemente en un control rutinario de alcohol en la sangre en el que mostró un nivel superior al permitido. El magistrado admitió su "maldita torpeza", que atribuyó a una pequeña fiesta familar de la noche anterior, para disipar sospechas de que pudiera tratarse de secuelas del desayuno. La noticia difundida rápidamente por la prensa suscitó abundantes comentarios, ya que éste es un delito considerado grave en Suecia y se ha incrementado en los últimos tiempos. Al fiscal le correspondió una multa de 28.000 coronas (3.047 euros), "mucho dinero", dijo, "pero pagaré". Amblad adquirió notoriedad en los años siguientes al asesinato del entonces primer ministro Olof Palme, del que el próximo día 28 se cumplirán 17 años. Su actuación en el caso, y también la de sus colegas y policías de seguridad, no es recordada por su eficacia, ya que fueron múltiples e inexplicables los yerros comprobados en la investigación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de febrero de 2003