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Crónica:BALONCESTO | EUROLIGA

El Madrid fracasa también en Europa

"Ha sido un fracaso". Ese fue el resumen de un vencido Javier Imbroda después de que todas las carambolas del mundo se pusieran en su contra y su equipo, el Madrid, saliera por la puerta falsa de la competición europea. "Nuestra defensa ha sido un lastre", analizó sin mucho entusiasmo el técnico. Y acertó, la defensa fue mala, pero también el tiro, la dirección e, incluso, la actitud. Todo fue un lastre. Todo salió mal, hasta la suerte. "No hemos tenido una fase feliz en toda la temporada', se lamentó Imbroda. Y tiene razón: ni en Liga ni en Europa el Madrid ha conseguido que su imagen en el Saporta pasase de discreta. "Queremos ganar, de no hacerlo no mereceríamos pasar", dijo Imbroda la víspera del partido. Y perdieron. Otra vez. Por las combinaciones artiméticas, los blancos, perdieron y además están eliminados. El desastre de la Liga se extiende a Europa. Cayeron ante el Villeurbanne por menos de doce puntos, el umbral que dejaba al Madrid fuera en una de las combinaciones, pero la victoria del Olimpiakos, le deja en la cuneta por otra de las posibllidades. La victoria griega unida a la del CSKA ruso ante el Slask polaco. La otra puerta que quedaba abierta, la de ser el mejor sexto, se la cerró el Siena al vapulear al Budocnost (112-49).

REAL MADRID 77 - VILLEURBANNE 85

Real Madrid: Mulaomerovic (14), L. Angulo (6), Herreros (10), Tarlac (24) y Alston (14). Sonseca, Mumbrú (5), Victoriano (4), Digbeu, Alfonso Reyes y Núñez. Villeurbanne: Owens (10), Smith (11), Bonato, Mrazek (7) y Gulyas (18) -Cinco inicial- Giffa (16), Evtimov (12), Frigout (2), Marcelic (4) y Petrov (5). Unos 6.000 espectadores en el Saporta.

El Villeurbanne, un grupo anárquico bastante flojito, apostó por la guerra de guerrillas: por las emboscadas en defensa y por la incursión aventurera e individual en ataque. Y le funcionó. A pesar del lastre de unos porcentajes desde la línea de tres muy bajos, el conjunto francés fue cimentando sus ventajas en la iniciativa individual. La de Smith, desde luego, un base alocado y rechoncho con las revoluciones disparadas y la voluntad fijada en el aro rival. O la de Gulyas, un pívot húngaro enorme con un tiro de dos muy seguro y un corpachón que abulta casi tanto como la zona. También la de Giffa, de físico portentoso. O, incluso, la de Evtimov, que practica un gancho heterodoxo bastante eficaz. Y así, aprovechando que el Madrid no tiene bases, ni pívots, ni tiro exterior, ni lanzamiento de media distancia, ni casi nada excepto rebote desaprovechado, de vez en cuando la muñeca de Herreros, y una correcta circulación del balón, también desaprovechada, el equipo galo ganó.

Tarlac, fallón en el lanzamiento, estuvo, sin embargo, muy atento en el rebote y, aprovechando las carencias defensivas de Evtimov, acabó siendo el referente único del ataque madridista. Un referente solitario, sin la ayuda de gente como Mumbrú en el perímetro, que fue insuficiente. Además, el Madrid cometió inumerables errores por precipitación y volvió a mostrar una alergia preocupante a su propia cancha.

El TAU ganó al Unicaja por 79-63. Ambos equipos sí se clasifican para octavos de final de la competición en los puestos tercero y cuarto respectivamente. Se unen al Barcelona.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de febrero de 2003